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by beatriz balmaceda

Facilitadores para una mejor Empresa

Servir de facilitador de procesos de aprendizaje como profesión es un privilegio, me siento bendecido cada vez que me corresponde contribuir con el aprendizaje de un grupo (pequeño o grande) de personas. La gratitud se vuelve reciproca entre los que somos parte de esa comunidad, donde todos nos volvemos aprendices.

Las empresas necesitan re-construirse y para ello deben ser re-educadas. Esto puede ser un lugar común, puede haber sido escrito o dicho muchas veces, pero lo cierto es que las conductas que están mostrando los empleados, son una cruel evidencia, que lo que se ha hecho en ese tema no está funcionado.

Hace años conocí el “Aprendizaje Acelerado”, que es la metodología de facilitación, que sirve para que las personas recuperen el placer por aprender, y logren incorporar a su quehacer, nuevas y mejores conductas. Esto se logra a través de múltiples técnicas desarrolladas por distintos autores, que van desde la sugestología de Georgi Lozanov, hasta el uso de los mapas mentales desarrollados por Tony Buzan.

El impacto que ha tenido el uso del Aprendizaje Acelerado en mí y mis socios de aprendizaje, siempre me sorprende, en muchas oportunidades lo logrado por una persona parece un espejismo, pero resulta una afortunada verdad.

Muchas empresas y organizaciones nos han contratado y sigue haciéndolo, para formar sus facilitadores internos, y que ellos puedan ser parte de los cambios que se requieren con urgencia, servir de educadores de sus compañeros de trabajo, y así contribuir a transformar y robustecer la cultura organizacional. Cuando medimos los resultados de contar con un equipo de facilitadores internos, y nos detenernos en los resultados obtenidos, nos damos cuenta que es posible re-educar una organización, una sociedad, hasta un país.

El punto de partida de esta propuesta es: corresponde pensar que la educación supera las fronteras del hogar y la escuela. La sociedad es mucho más que eso, y la responsabilidad por los comportamientos positivos o negativos de los conciudadanos, involucra a muchísimos más actores, incluso unos ubicados en latitudes virtuales.

En el momento en que dejemos de pensar en la escuela, como el lugar donde se educa la gente, y “veamos por la ventana” que tanto los guías de la fe y el mundo espiritual, los empresarios y sus empresas, las instituciones públicas, las ONG, la sociedades de vecinos, los medios de comunicación y las redes sociales, entre otros, son protagonistas de la educación que recibimos,   comprenderemos que cada quien tiene una cuota parte de responsabilidad, en la re-educación que debe germinar, y la empresa es uno de los protagonistas más importante.

Puede lucir idealista este planteamiento, y lo es; pero han sido los hombres y mujeres con grandes ideales, los que han logrado grandes transformaciones en la sociedad. Este idealismo, es necesario que se entienda como un impulsador de las acciones, para ayudar a establecer una nueva cultura organizacional, donde prevalezcan los principios y el comportamiento cívico, de los cuales surjan cada día nuevos y mejores modelos (facilitadores) de los cuales aprender.

Cada oportunidad que una organización de cualquier índole, forma a su gente como facilitadores, indirectamente está cumpliendo con la sociedad, esta reclama a bramidos gente que aprenda de manera más eficaz y, que eduque a sus semejantes de manera más coherente.

Por: Amancio Ojeda Saavedra – Relator CIDES Corpotraining Ltda.

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